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El impacto de liderar con generosidad

El impacto de liderar con generosidad

Un buen líder invierte tiempo y dedicación en la gestión diaria de su equipo. ¿Qué implica liderar con generosidad?

Cuando se habla de clima laboral, muchas y muy diferentes pueden ser las imágenes asociadas a este concepto: oficinas espaciosas y modernas, mesas de ping-pong, salas de relax…

Una visión más realista y acertada de lo que es un buen lugar de trabajo sería ver personas desempeñándose con entusiasmo y compromiso, entendiendo cómo lo que hacen suma a los grandes objetivos de la organización, con líderes que inspiran y motivan a desarrollarse profesional y personalmente, y con un equipo de trabajo amigable.

Lo que no suele definirse en forma clara y contundente es quién es en definitiva el responsable de generar ese ambiente de trabajo. Se escuchan frases como: “todos somos responsables de construir clima”; “es fundamental que el número uno esté convencido de trabajar en clima”; “recursos humanos debe liderar esta iniciativa”.

Si bien ninguno de estos comentarios es incorrecto, no podemos pensar en la mejora del ambiente laboral si no está claro que clima es liderazgo y liderazgo es gestión. Por eso, es el jefe el principal responsable de abordar tanto las cuestiones de resultados como de clima de su equipo.

Las encuestas y los grupos focales nos ofrecen información valiosa acerca de los comportamientos relacionados a la percepción de lo que es un buen líder:

• Comunicación clara y transparente: comparte información importante para el colaborador (movimientos en la organización, desvinculaciones, cambios que impactan en la tarea, cuestiones salariales, nuevos beneficios).

• Escucha abierta: genera espacios para tener conversaciones frecuentes y da devoluciones periódicas sobre el trabajo. Escucha lo que el otro tiene para decir pudiendo llegar a modificar la propia opinión o visión sobre un tema.

• Reconocimiento genuino: al momento de generar estas instancias, tiene en cuenta lo que representa el reconocimiento para el otro.

• Generación de oportunidades de desarrollo: las establece en función a un balance entre las opciones disponibles en la organización y las expectativas de lo que el colaborador entiende por desarrollo.

• Flexibilidad: tiene en cuenta las necesidades de cada persona y gestiona de manera relajada.
Podemos observar que las acciones descriptas tienen una base en común: implican tiempo y dedicación por parte del conductor. Es notorio observar cómo aquellos jefes que definen como prioritario el hecho de gestionar a su equipo, son quienes mejores resultados obtienen tanto en clima como en el cumplimiento de sus objetivos a largo plazo.

Al indagar acerca de la cualidad que impregna el comportamiento de este tipo de líderes, encontramos un elemento en común: la GENEROSIDAD. La oportunidad de ser generoso está presente en cada interacción con el colaborador, construyendo vínculos y percepciones sustentables.

Un líder puede cometer errores, pero si se logró establecer un vínculo basado en la generosidad, es probable que su equipo comprenda la falla y continúe validando ese liderazgo, por lo que la gestión del clima se sostiene.

Ese conductor puede relevar las problemáticas en el equipo sin esperar los resultados de una encuesta y tiene la capacidad de la autocrítica para repensarse continuamente y seguir creciendo como líder… y como persona.